Un 35-40% de la población española es hipertensa, esto es tiene los niveles de tensión arterial por encima de los recomendados. Y la hipertensión es uno de factores de riesgo cardiovascular más comunes en España, junto con el colesterol, que como su propio nombre indica, aumenta el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, la hipertensión se puede prevenir reduciendo el consumo de sodio, y por ende de sal.

Según las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de sal no debe superar los 5 gramos diarios (o bien 2 gramos de sodio) , más o menos lo que equivale a "poco menos de una cucharadita". Sin embargo, España se superan con creces estas cantidades: la media del consumo de sal en España está sobre los 9/10 gramos por persona y día.

También y tal como indican desde la OMS, la sal que consumimos "debería ser sal yodada (fortificada con yodo), algo esencial para el desarrollo saludable del cerebro del feto y del niño de corta edad y para optimizar las funciones mentales de las personas en general".

Porque, aunque no lo creemos, es posible reducir la sal de la dieta, incluso no tomar (casi) nada, sin renunciar ni un ápice al sabor de las comidas. Con motivo del Día Mundial de la Hipertensión (17 de mayo), desde el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) nos dan algunas pautas para al menos, intentarlo.

Según recuerda este colegio de nutricionistas, la hipertensión arterial es la patología crónica más común en España. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la actualidad cuatro millones de españoles adultos la padecen, lo que supone un 19,2% del total de la población, colocándose en el segundo país europeo con mayor prevalencia de esta enfermedad. Las comunidades más afectadas, según la última Encuesta Europea de Salud son Castilla y León, Extremadura y Castilla la Mancha.

Cómo sustituir la sal para dar sabor a las comidas

El consumo de sal en España es "excesivo" y así lo reconocen los propios consumidores. Y es que, tal y como se desprende del informe '¿Cuánto sabemos de Alimentación?', basado en 462 encuestas realizadas a población adulta en Valencia sobre sus hábitos de consumo y conocimientos acerca de la Alimentación y la Nutrición, el 80% siempre añade sal a sus comidas sin pensar previamente si los alimentos utilizados ya la contienen, lo que aumenta el riesgo de padecer hipertensión al aumentar el riesgo de sobrepasar las cantidades recomendadas.

Una de las claves para reducir la sal de nuestra dieta en general es la de "limitar la ingestión de ultraprocesados, que suelen contener altas cantidades imperceptibles (es lo que llamamos sal invisible). De hecho, en este informe, el 36,6% de la población encuestada reconoce que consume este tipo de productos una vez por semana", explica Maite Navarro, vocal de Sanidad del CODiNuCoV.

Por otro lado, otra de las claves o los recursos para reducir la sal de la dieta es sustituirlas por especias. "Una alternativa saludable a la sal pueden ser las especias y hierbas aromáticas como el tomillo, el perejil o la pimienta, ya que tienen propiedades que potencian y modifican los sabores de los alimentos que cocinamos ejerciendo el mismo papel que la sal", recomienda la nutricionista.

También y en el caso de los guisos, salsas, carnes o pescados, "otra alternativa para nuestras cocinas es el uso de ajo o cebolla, dos alimentos que pueden aportar más sabor sin necesidad de hacer uso excesivo de sal", añade la experta.

Y por último, y en el caso de las ensaladas, habitualmente sazonadas con aceite, sal y vinagre, una buena alternativa en estos casos es "el uso de jugos cítricos, como el de limón o de naranja. Estos dos ingredientes aportan una frescura y sabor al plato muy significativas", finaliza Navarro.